En mi primera publicación en Principia hablo sobre la degradación del Taj Mahal. La cosa empieza así:
Ane se levantó temprano como cada sábado que el cuerpo se lo permitía. Siguiendo su particular rutina se recompensó con un desayuno en el bar de la esquina: café con leche, zumo de naranja, un pincho de tortilla y un periódico por estrenar. Ese era el premio por haber resistido las tentaciones nocturnas. Leer más.
Ane se levantó temprano como cada sábado que el cuerpo se lo permitía. Siguiendo su particular rutina se recompensó con un desayuno en el bar de la esquina: café con leche, zumo de naranja, un pincho de tortilla y un periódico por estrenar. Ese era el premio por haber resistido las tentaciones nocturnas. Leer más.